No. No quiero más. No puedo más. Estoy cansada, harta de días o noches, harta de blancos o negros, harta de decisiones que condicionan mi vida, mi estado de ánimo, mi forma de ser. ¿Por qué nos han mentido durante toda nuestra vida? ¿Por qué esos cuentos de princesas y hadas, esas historias perfectas que siempre tenían final feliz? ¿Por qué nos engañan haciéndonos ver que todo es ideal, cuando en realidad el mundo es una mierda?
Cuando éramos niños, veíamos las cosas de forma limpia, pura, sin ser conscientes de su significado. Para nosotros, ver el telediario no era más que un aburrimiento, o nuestra mayor preocupación no era mayor que decidir entre el color azul o el amarillo para pintar nuestros dibujos.
Odio decir que todo eso ha muerto en mí. Las decepciones hacen mella, van esculpiendo el corazón a golpe de cincel y piedra, modelándolo al antojo de un destino que parece burlarse jugando con nosotros. ¿Llegará el día en el que todo esté bien? ¿En el que, de una vez por todas pueda afirmar: soy feliz?
Lo dudo demasiado. Porque dejé de creer en cuentos de hadas hace mucho tiempo. Y dejé de creer en la felicidad. No creo en el concepto de “ser feliz”. La felicidad se mide por momentos. Tener momentos de felicidad no te convierte en alguien feliz, ni te exime de tener momentos malos a lo largo de tu vida. Es completamente imposible encontrarse en un estado de felicidad permanente.
La cara amarga de la situación aparece cuando los momentos tristes superan en proporción a los felices, o cuando las decepciones son demasiado grandes como para guardarlas en un cajón, cerrarlas con llave y esconderlas en el fondo de tu corazón. Ojalá, ojalá no fuera tan ingenua.
Ingenua por perdonar y por no perdonar, por creer y no creer… por olvidarme de mí misma por recordar a los demás, centrándome incluso en gente que no merece la pena en ningún sentido.
Quiero encontrar una gama de grises, aprender a ser neutral, olvidar mis sentimientos por momentos y poder ver objetivamente la realidad de las cosas, que, a veces duele más que cualquier mentira, ya que son conceptos estrechamente relacionados.
¿Aparecerá alguien que ayude a equilibrar de una vez por todas, mi vida? Ojalá, realmente lo digo. Alguien que borre la sonrisa que oculta una profunda tristeza, y la sustituya por una de verdad, limpia y pura, como las que teníamos de niños. Realmente hace falta.
¿Lo peor? Esperar, ver que el tiempo pasa y todo sigue igual, las decepciones siguen pasando, los problemas siguen acechando y, en tu cabeza, nada cambia.
Los pensamientos, los sentimientos... escribir siempre ayuda. Espero vernos más a menudo por aquí.
Love. Paola.