Llevo mucho tiempo en silencio, pero creo que es hora de dar mi opinión sobre las movilizaciones convocadas por los Sindicatos en contra de las reformas del nuevo gobierno popular.
En primer lugar, creo que todos somos conscientes de la situación que estamos viviendo en nuestro país, del exorbitado número de personas en paro y del gran déficit que poseemos. También somos todos conocedores de que hay que hacer reformas, y recortes. Estoy de acuerdo completamente con quien dice que se puede recortar de muchas partes sin tener que tirar de los sistemas públicos básicos como son la educación y la sanidad. Yo misma sufriré el año que viene una subida del 66% en mis tasas universitarias, y un más que probable descenso de beca en el caso de tenerla. Estoy completamente de acuerdo en que es necesario un gobierno de transparencia, con explicaciones claras y concisas de lo que se hace y para qué. Está claro que se pueden recortar miles de millones persiguiendo el fraude fiscal, eliminando competencias de las CCAA y recortando los apabullantes sueldos que cobran algunos ministros y diputados. Así es probable que el recorte en los servicios básicos fuera muchísimo menor, si es que lo hubiera.
Ahora llegamos al punto de los sindicatos. ¿Tomar la calle sí o tomar la calle no? Yo lo tengo claro: sí, pero no con vosotros.
Realmente tenemos que depender y tenemos que fiarnos de un grupo de personas que durante 8 años han estado en el más absoluto silencio, llevándose subvenciones y sueldos públicos por doquier, permitiendo al gobierno socialista hacer y deshacer a su antojo y sin decir nada ante la impresionante subida del paro. Pero claro, ahora ven en peligro todo ese dinero que se llevaban sin mover un dedo, y ahora hay que salir a la calle. No por los derechos de los trabajadores, sino por los suyos. Por sus propios derechos. Y no sé ustedes, pero yo me niego. Me niego a salir a defender a una panda de hipócritas, que pregonan el comunismo y luego sólo miran por sus ingresos económicos, además de vivir entre todo tipo de lujos.
Porque si queremos salir de la crisis, todos hemos de apretarnos el cinturón, y no sólo la clase media, a la que se le va acabando el aire. Los ricos (y en este grupo incluyo también a los líderes sindicales) tienen que ayudar, no poner trabas en el camino para seguir defendiendo sus grandes ingresos.
Por esto y mucho más pido la DIMISIÓN de los líderes sindicales, que dejen paso a gente joven con las ideas realmente claras y que esté dispuesto a pelear por los derechos reales de los trabajadores. Pero mientras, a los sindicatos, NI AGUA.
En primer lugar, creo que todos somos conscientes de la situación que estamos viviendo en nuestro país, del exorbitado número de personas en paro y del gran déficit que poseemos. También somos todos conocedores de que hay que hacer reformas, y recortes. Estoy de acuerdo completamente con quien dice que se puede recortar de muchas partes sin tener que tirar de los sistemas públicos básicos como son la educación y la sanidad. Yo misma sufriré el año que viene una subida del 66% en mis tasas universitarias, y un más que probable descenso de beca en el caso de tenerla. Estoy completamente de acuerdo en que es necesario un gobierno de transparencia, con explicaciones claras y concisas de lo que se hace y para qué. Está claro que se pueden recortar miles de millones persiguiendo el fraude fiscal, eliminando competencias de las CCAA y recortando los apabullantes sueldos que cobran algunos ministros y diputados. Así es probable que el recorte en los servicios básicos fuera muchísimo menor, si es que lo hubiera.
Ahora llegamos al punto de los sindicatos. ¿Tomar la calle sí o tomar la calle no? Yo lo tengo claro: sí, pero no con vosotros.
Realmente tenemos que depender y tenemos que fiarnos de un grupo de personas que durante 8 años han estado en el más absoluto silencio, llevándose subvenciones y sueldos públicos por doquier, permitiendo al gobierno socialista hacer y deshacer a su antojo y sin decir nada ante la impresionante subida del paro. Pero claro, ahora ven en peligro todo ese dinero que se llevaban sin mover un dedo, y ahora hay que salir a la calle. No por los derechos de los trabajadores, sino por los suyos. Por sus propios derechos. Y no sé ustedes, pero yo me niego. Me niego a salir a defender a una panda de hipócritas, que pregonan el comunismo y luego sólo miran por sus ingresos económicos, además de vivir entre todo tipo de lujos.
Porque si queremos salir de la crisis, todos hemos de apretarnos el cinturón, y no sólo la clase media, a la que se le va acabando el aire. Los ricos (y en este grupo incluyo también a los líderes sindicales) tienen que ayudar, no poner trabas en el camino para seguir defendiendo sus grandes ingresos.
Por esto y mucho más pido la DIMISIÓN de los líderes sindicales, que dejen paso a gente joven con las ideas realmente claras y que esté dispuesto a pelear por los derechos reales de los trabajadores. Pero mientras, a los sindicatos, NI AGUA.
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