jueves, 6 de octubre de 2011

Dos corazones perdidos por la gran ciudad

                                                       
Abro los ojos y miro al techo. Suspiro. Me levanto y la soledad se apodera de mí. Camino hasta el balcón. Alzo la vista. Miro al cielo y allí tampoco logro encontrarte. Y sin saber por qué sonrío. Quizás sea porque imagine que estás mirando el mismo cielo que yo, pensando, quizás, también en mí.
Y entonces, vuelvo a deprimirme. Y miro la calle y veo a esa pareja, tan risueña, tan feliz, tan enamorada... Y me pregunto: "¿hasta cuándo voy a seguir esperando por ti?" ¿Acaso yo no me merezco ser feliz? ¿Por qué te haces tanto de rogar?
Y en el fondo hallo la respuesta: por que eres especial. Y lo se. Y se que cuando te encuentre no podré dejarte marchar. Lo sé. Lo sé porque yo soy así y se que tú también lo serás.
Se que cuando te encuentre el mundo cambiará por completo. Se que todo el mal del mundo se alejará de mí. Que no sabré cómo definir la palabra "soledad" y que no podré parar de sonreír cada vez que mire tus ojos y me encuentre en ellos también.
Y será entonces cuando vea a otras parejas y no las maldiga y no sienta ese extraño sentimiento de tristeza. Y sólo ría, sin más, al pensar que por fin estás aquí, que lo que tanto rogué al cielo por fin se encuentra a mi lado.
Y reiremos, lloraremos, pelearemos, nos besaremos, nos abrazaremos, haremos el amor... Haremos lo que el cuerpo y nuestros corazones nos pidan.
Y miraré esta Luna que ahora contemplo, ese Sol que también contemplaré, juntos y no le pediré nada más al cielo. ¿Qué más podría pedirle? ¿Qué no te marcharas, que me hicieras feliz todos y cada uno de los días que me quedaran por vivir? Si eso sucediera... ¿Dónde quedaría la emoción del día a día?
O puede que no, que cuando te encuentre no sea como la esperanza me lo ha pintado todo este tiempo, que no sea tan especial como presiento que será. Que no seas como yo hubiera imaginado o querido que fueras, que no exista esa "magia", que la perfección no sea lo que se encuentre entre ambos...
Y se que aún así, estoy dispuesto a averiguarlo.
Y tan sólo quiero intentarlo. Verte, sentir, acercarme, hablarte, conocerte, sonreír, acariciarte, sentirte, besarte y... Cambiar mi mundo. Y que tú seas el motor que lo cambie. Y empezar ese nuevo mundo contigo a tu lado... Y poder sentir lo que sienten los demás, creerme que sí, que también hay alguien para mí. Y tener la satisfacción de haberte encontrado, de haber encontrado de entre un millón de corazones, mi otro corazón.

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